E lsa ha venido a verme. Es mi mejor amiga desde el día que nos conocimos, a mi llegada. La verdad, apenas he hecho amigos en el tiempo que llevo aquí. Hace horas que pedí el taxi-dron pero no ha llegado. Desde ayer sufrimos una oleada de interferencias solares que dificultan las comunicaciones. Elsa se ofrece para llevarme hasta la plataforma de lanzamiento en su cápsula. No quiero perder el billete del transporte interestelar y por eso acepto. Mi vieja cápsula hace semanas que dejó de funcionar. Los equipos de mantenimiento lo llevaron a un depósito de chatarra. No me sorprende que haya ocurrido. La compré barata de segunda (o quinta) mano con los pocos ahorros que me quedaban y estaba cascada. Ha cumplido con su cometido casi hasta el final. Estoy orgullosa de ella y así se lo dije, solo que el ordenador de a bordo, Olmo, ya había cortocircuitado y no pudo oírlo. C uando en la antigüedad las primeras colonias se instalaron en el planeta, comenzaron con las pro...
Lecturas de andar por casa