Imagen pexels ¿Por qué contentarnos con vivir a rastras cuando sentimos el anhelo de volar? Helen Keller Hace unos años confesé que... quería aprender a nadar . Con el paso del tiempo he podido constatar que sí, algo de aquello aprendí. Evidentemente, aún no soy una nadadora experta, sobre todo en ciertas aguas algo más... revueltas. Si bien te cuento aquí los avances en aquel frente, no es precisamente el tema que me ha sacado de mi silencio después de catorce meses (madre mía, cómo pasa el tiempo). Pues como te contaba, ahora tengo una nueva meta . Como lo lees. Ahora el empeño es que... quiero aprender a volar. Venga, te veo venir, puedo escucharte (cri cri cri): "Mírala, ha perdido la cabeza". O aquello de "¡pero si no tienes alas! No pretenderás pilotar, no te dan la licencia ni en sueños, si ves menos que un gato de escayola. Espera, ¿paracaidismo?, ¿parapente? Uf, no sabes lo que dices..." Volvamos al asunto que nos ocupa, que tiene su enjundia. Por dónde ib...
Lecturas de andar por casa