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Somos el presente. Nuestros hijos el futuro.
El verano tiene la ventaja de que todos nos reunimos en casa. Las vacaciones proporcionan esos momentos en los que se comparte tiempo y charla.
Algunos de esos momentos son los que comparto con mi hija mientras nos vamos de caminatas y hacemos ejercicio a la vez que charlamos de cualquier cosa.
La semana pasada y en pleno campo comentábamos la pena por ver cómo los animales trataban de comer la escasa hierba que queda tras un año en el que la sequía es la que manda. Es triste ver todo seco y sin vida.
Aunque están bien cuidados porque sus dueños se encargan de llevarles comida y agua, a ellos también les gusta comer algo verde y fresco y supongo que con este calor se agradecería más.
En ese momento mi hija me preguntó si sabía que el día anterior había sido el Overshoot Day. Ante mi desconocimiento me explicó que el 29 de julio había sido el día en el que hemos agotado todos los recursos naturales que la Tierra es capaz de generar en un año. Y cada año se adelanta, en el 2016 fue el 8 de agosto.
Esto quizá se hubiera quedado así si no fuera porque ese mismo día, en el pronóstico del tiempo la presentadora habló sobre el Déficit Ecológico. Mismas cifras y fechas. El déficit ecológico se debe a que emitimos más dióxido de carbono a la atmósfera (que conduce al cambio climático por mucho que cerremos los ojos) de lo que los océanos y bosques pueden absorber y agotamos recursos pesqueros y talamos árboles más rápido de lo que pueden regenerar.
Según dijo, en 1970 vivíamos de manera sostenible pero a partir de ahí comenzó el problema. Dicen los datos que necesitaríamos 1,75 planetas más para poder generar todos los recursos que utilizamos y satisfacer todas las necesidades de consumo actual.
Todo esto tiene un coste ecológico como la deforestación y el peligro de extinción de muchos animales, por ejemplo (seguía explicando la presentadora del tiempo) los angelotes que son una especie de tiburones amenazada por alto riesgo de extinción. En las Islas Canarias es avistado frecuentemente pero en el Mar del Norte se le declaró extinto desde el 2005.
Hay un estudio que vaticina que para el 2050 Madrid será tan calurosa como Marrakech y Londres como Barcelona, además de muchas otras ciudades estudiadas que sufrirán variaciones. Acertado o no, lo que no podemos negar es el evidente cambio en el clima y es de suponer que seguirá cambiando.
Hasta no hace mucho disfrutábamos de esas dos estaciones del año que servían de transición entre el verano y el invierno. La primavera y el otoño existían, sí, y siguen existiendo pero no notamos sus efectos ya que en los últimos años apenas se puede sentir los meses de temperatura suave y lluvias preludio del invierno o el verano. Donde vivo los inviernos son bastante más suaves y los veranos más calurosos y secos que cuando era niña. También se nota el paso de manera brusca del calor al frío y viceversa.
De un tiempo a esta parte, cada vez estamos más concienciados de los problemas medioambientales pero debemos trabajar más en ello pues a este paso no sé qué les vamos a dejar a las futuras generaciones, qué planeta les vamos a dejar a nuestros hijos.
Por todo esto, si bien somos el presente, también debemos mirar al futuro.
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