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La presencia no se borra ante el vacío, se borra ante un redoblamiento de presencia que borra la oposición de la presencia y de la ausencia. Jean Baudrillard
Estoy, aunque no esté.
Alejarse para ver el escenario desde fuera se ha convertido en mi ejercicio favorito, además de un acto necesario.
La ausencia elegida vuelve del revés esa presencia obligada que no aporta más que ocupar un espacio físico. Agujerea las imposiciones que encorsetan cualquier interacción, de la índole que sea.
Cuando queda poco por decir o cuando lo que se va a decir no tiene un valor sólido, ni siquiera para quien lo dice, te encuentras en la disyuntiva de seguir adelante, aunque sea por no perder el hilo, o abrir un período de reflexión que puede durar horas, días, meses o tiempo indefinido.
Presencia
La presencia no es tal si no se está presente con todas las consecuencias y nadie puede negar la absoluta presencia que puede significar alguien ausente.
Cuántas veces queremos alejarnos y no lo hacemos por miedo a que nos olviden. A pesar de no querer, queremos. Queremos seguir siendo y estamos sin estar, y eso es lo peor. No estar presente, ni estar ausente, ni todo lo contrario. Y se lanzan piedrecitas de vez en cuando para decir "¡eh! Estoy aquí. ¡Aún existo!". Porque hay quien no se resigna, aunque lo esté deseando, a caer en el olvido.
Aunque no esté, estoy
Una vez localizado el escenario, observados los diferentes movimientos y evaluado los resultados, siempre es un placer volver a estar presente sin tener en cuenta las exigencias propias o ajenas. Elegir el regreso es un punto tan importante como elegir ausentarse, ya que proviene de la voluntad personal de estar.
Si la vuelta es deseada, lo menos importante habrá sido la espera. Hay regreso. Aunque a simple vista no esté, estoy.
*Con menos frecuencia, pero sigo compartiendo palabras impronunciables, reflexiones en voz alta, historias imaginarias, contando cuentos y prestando mis zapatillas a quien quiera regalarme unos minutos de su tiempo.
Gracias!!
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