Mi amiga Menchu me comentó que había leído un artículo sobre el aumento de las denuncias de padres a sus hijos por agresión. El tema se las trae y planteé la cuestión a mis amigas y amigos. Te puedes imaginar la cantidad de opiniones diversas que he encontrado, aunque después de reflexionar sobre ellas me he dado cuenta que todos coincidimos en las que creemos pueden ser las causas del aumento de la violencia filio-parental.
Siempre he oído que los niños vienen con un pan debajo del brazo pero jamás que traigan un manual de instrucciones....y claro, ahí está el tomate. Cada cual educa a sus hijos como buenamente puede, y el estilo de educación difiere de manera abismal entre unos y otros. Me he intentado documentar sobre este tipo de violencia y es mucho más habitual de lo que nos podemos imaginar. Incluso he visto hace un par de días en un programa de televisión (Espejo Público) que ha aumentado un 18% los padres que desheredan a sus hijos por esta razón.
En muchos casos delegamos la educación de nuestro hijos en la escuela pero a su vez le quitamos autoridad a los maestros. Nuestro hijos conocen a la perfección cuales son sus derechos pero no les hemos enseñado que también tienen deberes, no existen normas ni límites, tienen baja o nula tolerancia a la frustración, no les decimos NO a nada y acaban siendo los que marcan las pautas en el hogar.
Hemos pasado de ser unos padres autoritarios a unos padres permisivos al máximo, sobreprotectores, con unos hijos a los que se les da todo incluso antes de que abran la boca para pedir, de modo que terminamos siendo unos sirvientes de nuestro hijos. Ya no queremos ser padres, queremos ser colegas de nuestros hijos. Es normal querer estar en sintonía con ellos, pero no debemos olvidar el lugar que nos corresponde por el bien de todos, en toda relación se necesita respeto. A nadie le gusta estar en un restaurante, por ejemplo, y que los niños se estén subiendo a la chepa de todo el personal, los niños tienen que jugar está claro pero hay límites para todo.
Con ésto no quiero atribuir a los padres toda la culpa en exclusiva (bastante sufren los pobres que se ven en estas situaciones). Otros factores como las amistades, el colegio o instituto y ahora las redes sociales, además de la familia, también influyen en la conducta. Pero algo tendremos que ver si somos los responsables de su educación y si no intentamos reconducir algunas actitudes y conductas que terminan en violencia.
¿Cómo se puede sentir una madre o un padre que es golpeado por su hija o hijo? Cuando esta dinámica de conducta se instala en un hogar es necesario buscar ayuda, porque ya dije que no tenemos manual de instrucciones, y si no sabemos como gestionarlo es mejor acudir a un especialista, si tampoco funciona en este punto hay que denunciar por mucho que duela. Pedir ayuda no es malo, al contrario, significa que nos preocupamos por nuestros hijos y por la salud emocional de nuestra familia.
Estos hijos que han aprendido que con un berrinche consiguen lo que quieren poco a poco van aumentando el nivel de exigencia y cuando nos queremos dar cuenta ya nos han levantado la mano y nos preguntamos ¿pero cómo hemos llegado a ésto?
Tengo que reconocer que he aprendido bastante con el tema y he encontrado la página de SEVIFIP, Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filio-Parental, con información importante. También me he hecho seguidora del Juez de Menores Emilio Calatayud, soy fan, por fin alguien que habla con sentido común.
Por lo tanto deberíamos tener en cuenta pautas educativas, una buena comunicación con nuestros hijos, muchísimo cariño sin duda pero a la vez firmeza, normas y límites. Es mi modo de ver las cosas y además me sirve para ir escribiendo mi propio manual de instrucciones que falta me hace.
Te he prestado mis zapatillas para que puedas ver el tema desde mi perspectiva ¿cuál es la tuya?
¡Gracias por venir!
Comentarios
Publicar un comentario