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Leí una frase que decía que muchas veces perderse es la mejor manera de encontrase a uno mismo y creo que en ciertos momentos es así. Construimos nuestra vida en torno a rutinas y actividades que no deseamos intentando satisfacer los deseos de otros, llenamos nuestro tiempo a base de tareas interminables, compromisos ineludibles y urgentes que nos absorben las 24 horas de día, nos obligamos a cumplir muchas responsabilidades que no nos corresponden pero por alguna razón todos piensan que si, incluso nosotros mismos. Silenciamos nuestra voz interior por temor a escucharla y nos esté diciendo que ese no es el camino. ¡Cuidado! amenaza tormenta.
Puede que esa tormenta que se gesta en tu interior sea el empujón que necesitas para salir del estado de letargo en el que te encuentras. Una sacudida en los cimientos de tu apatía cómoda. Sirve para dar una vuelta al sentido de las cosas que te rodean y te lleva a un conocimiento interior mayor, a crecer y madurar. Te obliga a repensar todo lo que llevas dentro. Y no solo eso, te impulsa a ponerte en marcha, a dar un primer paso hacia lo que estabas evitando porque es más fácil cerrar los ojos y dejar que los días pasen que tomar las riendas de tu propia vida. Aquí estoy muy bien, piensas, y no te equivocas pero si fuera del todo cierto no se hubiera agitado lo más mínimo tu interior. Supone que buscas algo más, incluso sin darte cuenta está ahí, dormitando a la espera del momento adecuado para manifestarse. Seguramente tu yo indolente se haga el remolón temiendo la ardua tarea y se niegue a complicarse a pesar de no estar satisfecho, entrando en conflicto con ese otro yo que siente impotencia y frustración por no poder emerger, provocando de este modo una crisis personal. Después de la tormenta llega la calma y si la situación te permite avanzar encontrando una nueva dirección en tu vida agradece el temporal, porque una vez puesto en marcha no querrás volver atrás.
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Buscar el camino correcto es darse cuenta que quieres recorrerlo, no es sencillo pero necesario para poder encontrar de nuevo el equilibrio, es un trabajo constante pero tremendamente satisfactorio. Marca nuevos objetivos que te permitan avanzar en la búsqueda. Fija tus límites, hasta dónde estás dispuesto a llegar sin que nadie te pase por encima, ni tan siquiera tu mismo, porque antes de entrar en sintonía con los demás debes entrar en sintonía contigo mismo y lo que te sucede. Es necesario aceptar las emociones negativas y no acumular resentimientos que te hacen daño, dejando ir todo aquello que te aleja de tu paz interior.
¿Y si me equivoco de camino? Siempre estás a tiempo de cambiar el rumbo, la vida te da la oportunidad cada día de volver a empezar, enmendar los errores y aprender de ellos. Tómate tu tiempo para mirar en tu interior, escucha, siente. Pero no te quedes en la simple contemplación, ponte en marcha pues queda mucho trabajo por hacer para lograr esa serenidad que te haga vivir una vida más feliz.
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