La procrastinación, o el noble arte de posponer hasta el último momento las tareas que es necesario atender, sustituyéndolas por otras más agradables o irrelevantes.
El por qué de este post.
Reconozco que no lo tenía programado (espera que me ría con lo de programado) pero esta mañana encontré en las redes sociales compartido por Israel Hergón, compañero trabajador social, un vídeo que me lleva todo el día rondando por la cabeza. En concreto es una charla TED de Tim Urban, en la mente de un maestro procrastinador.
¿Puedo aportar algo nuevo que complemente al vídeo? Supongo que no. Creo que es una excelente presentación muy clarificadora, divertida, que engancha y me ha hecho pensar. Lo que sí puedo comentar es mi experiencia como grandísima maestra procrastinadora que soy, y eso lo he descubierto hoy.
Procrastinamos porque nos supone algo estresante, difícil o aburrido (sea la toma de decisiones o la realización de alguna tarea). De esta manera nos autojustificamos para posponerlo. Es un problema de organización del tiempo
Siempre digo que trabajo mejor bajo un poco de presión, no mucho, pero un poquito si. Pues al parecer este pensamiento es fruto del autoengaño ya que evidentemente al dejarlo para el último momento no queda otra que hacerlo (¡aquí llega un poquito de presión!) y te pones con todas tus ganas al asunto para tenerlo a tiempo (la presión aumenta), el momento se acerca (aparece la ansiedad) y lo acabas rozando el límite (y al borde del infarto). O lo que es lo mismo: al principio piensas que te sobra tiempo y cuando te das cuenta te pilla el toro sin remedio, toca trabajar de manera apresurada y con un alto nivel de estrés. He leído que esta actitud es típica de personas que confían mucho en sus posibilidades y aquí llega mi sorpresa, confiar en mi claro que confío pero estoy segura que no hasta ese punto.
Estudié en la UNED, a mi ritmo y con mis propios métodos para organizarme y el resultado fue positivo. ¡Si! Y te preguntarás como alguien con unas dotes tan desarrolladas para posponer las cosas ha sido capaz de salir airosa. Yo también me lo pregunto...Cuestión de organización, motivación, trabajo, esfuerzo constante y mucho amor propio. Imagino que todo eso sigue por aquí o puede que me haya venido arriba pensando que puedo sacar adelante todo en cualquier momento sin problema. También es cierto que hay infinidad de tareas a las que atender (¡me vuelvo a engañar!), venga lo escribo bien: se me ocurren infinidad de tareas absurdas a las que atender antes de ponerme a lo que realmente importa, tareas más agradables y que no me cuestan ningún esfuerzo.
Lo que he descubierto es que la procrastinación es un mal muy extendido y supone un alivio porque me sentía rara avis en un mundo organizado y perfecto. Como nos dice Tim Urban, hay que pensar qué es lo que estamos postergando y empezar a pensarlo YA. Creo que soy consciente de ese qué y es posible que el temor al fracaso o a no hacer las cosas con la perfección que me gustaría sea en parte lo que me lleva a retrasarlo por tiempo indefinido. Y como bien nos dice sobre la procrastinación a largo plazo, desde luego no me apetece ser espectadora de mi propia vida sino que quiero llevar el timón manteniendo el rumbo de manera racional. ¿Difícil? Buenoooooo ya te digo que si pero por intentarlo que no quede al menos por hoy...o mañana ya si eso.
¿ Tu también pospones algo?
*Imágenes Pixabay
Gracias por venir
Comentarios
Publicar un comentario