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El sombrero de Pelusa

Pelusa
Ellas. Casuales visitantes, víctimas del caprichoso azar. Las pelusas de debajo del sofá.

Hola, soy Pelusa, y un día aparecí aquí, no recuerdo muy bien cómo. Fui creciendo alimentada por las basurillas que  Jorge, mi vecino, empuja debajo de la cama cada vez que su padre le dice que limpie el cuarto. Poco a poco y sin darme cuenta me hice mayor.                                                                                                           
He tenido muchos amigos, cuya amistad ha sido breve pues paran poco por
aquí. Por ejemplo, cordones de zapatos con los que he jugado a balancearme como Tarzán en una liana. Hojas de papel arrugadas dentro de las que podía rodar de un extremo a otro de mi hogar. Zapatillas con agujeros en los que esconderme.

Recuerdo que una vez, cansada de ver mis hebras
tan enmarañadas, intenté ponerme uno de aquellos cordones como cinturón.
Terminé rodeada y apretada como si se tratara de una boa constrictor. No fue buena idea.

Una tarde, mientras hacía uno de mis recorridos en liana-cordón de zapato, me topé con una tapa de boli BIC azul. No había tenido ocasión de observar una tan
de cerca. Me pudo la curiosidad. Al rodearla, se enredó en mis hebras y terminó en la cabeza. Después de intentar sin éxito deshacerme de ella, descubrí que me gustaba tanto que decidí dejarla como sombrero.

Ahora sin mi sombrero me siento desnuda y no me lo quito ni para dormir. Además, desde que lo llevo han pasado cosas asombrosas. ¡Creo que puedo hacer magia! Cosas como que con solo pensarlo, Jorge deje de roncar, o que estudie sin entretenerse con los videojuegos, evitando que al saltar encima de la cama provoque un terremoto. Desde entonces se me conoce como "La Gran Pelusia". Para mí es todo un orgullo. 

Los trucos se me dan bien y desaparecer es mi fuerte. Lo hago cada vez que él asoma su enorme cara tratando de ver algo en la oscuridad, abriendo al máximo sus ojos negros, mientras, con sus dedos regordetes, rebusca entre las basurillas intentando encontrar algo que hace días dejó olvidado bajo la cama, en mi hogar. Más de una pelusa ha sido arrancada de su tranquila ubicación tras uno de esos zarpazos.

Aunque el más peligroso de los enemigos es un terrible monstruo, poderoso y de fuertes rugidos, capaz de arrasar con todo lo que encuentra a su paso. El Aspirador. 

En una convención de pelusas, que convocamos para tratar tan delicado asunto, y después de hacernos muchas preguntas, como dónde van las pelusas que se traga, cuál es su guarida, etc.; concluimos que en previsión de nuevos ataques debíamos establecer turnos de vigilancia intensiva, por si hay algún intento de
aproximación o nuevas incursiones en nuestro territorio. Todas las miradas se posaron en mi maraña de hebras y no pude más que aceptar encargarme de los cuadrantes de los turnos y la planificación de las estrategias a llevar a cabo si ocurre lo inevitable. No puedo decepcionar a mis compañeras que han puesto todas sus esperanzas en el sombrero y todo el misterio que le rodea.

Nunca me he aventurado más allá de las patas de la cama, tengo miedo a no saber defenderme de los peligros que con toda seguridad existen fuera. Es posible que el espeluznante monstruo aceche desde el exterior y tenemos constancia de que el terremoto de Jorge campa a sus anchas por ahí. ¿Qué puede hacer una pequeña pelusa ante semejante panorama?

Otra de las cuestiones que quedó pendiente es la búsqueda de nuestras hermanas pelusas desaparecidas en combate. Estamos de acuerdo en que no podemos abandonarlas a su suerte, cualquiera puede ser la siguiente... Las exploradoras que están de guardia han detectado movimientos. Están seguras de que hoy el monstruo atacará y así lo hacen constar en el informe que nos pasan. 

Tengo miedo pero también una responsabilidad, y curiosidad, ganas de salir de este lugar y buscar una respuesta a tanta incógnita. Ahora que tengo la protección de mi sombrero y siento el poder en mis manos (más bien en la cabeza), debo hacer honor a mi nombre. Voy a buscar a las pelusas perdidas y estoy segura de que volveré para contárselo al resto de compañeras. Estoy decidida. Es el momento.

Oigo sus rugidos acercándose.

Ya viene…


Ya vooooooooooooooooooooooooooy…


Continuará.




*En esta entrada cuento con la colaboración de @meery_gr  dando vida y color a Pelusa tal y como la ha imaginado. Es un lujo contar con quienes secundan todas mis ocurrencias sin limitarlas ¡Gracias!

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