Siempre hay flores para el que desea verlas. Henri Matisse
Por bonito que sea nuestro jardín, sentimos una punzada de envidia al ver el de nuestro vecino, pues nos parece más hermoso, los árboles más frondosos, las frutas más jugosas, las flores más imponentes y de colores brillantes... No vemos más allá del jardín.
Solemos comparar todo y a todos, pero solamente nos fijamos en el resultado. Al proceso de llegar a ese resultado, normalmente largo y costoso, lo dejamos en un segundo plano.
Y hablo de jardines porque tengo la sensación de que todos pensamos que tenemos dotes de jardinero. Consideramos que si otros pueden hacerlo, nosotros también. Y sí, no hay razones para pensar que no podemos pero también es verdad que zapatero, a tus zapatos. Luego nos echamos las manos a la cabeza cuando somos testigos de cactucidios (aquí tengo que entonar el "mea culpa") porque como creemos que no necesitan mucho no le damos ni una gotita de agua, ni respetamos sus necesarios cuidados tales como una correcta maceta (de barro) y el sustrato específico para cactus, que no retenga la humedad y poder crear las condiciones perfectas para su crecimiento y claro, eso no lo soportan ni sus pinchitos.
¿Estamos seguros que conocemos la frecuencia del riego en todas las clases de plantas?
El momento adecuado para sembrar determinadas semillas
Tipos de fertilizantes
Trasplantes
Sustratos
Macetas
Que vemos un programa en la televisión sobre plantas y nos venimos arriba. Después pasa lo que pasa, nos encontramos con flores pochas o con plantas que se han convertido en fósiles. Total, están ahí, no piden pan. Y cuando quieres darte cuenta, zas, no hay RCP capaz de devolverle la vida.
Y mientras tu jardín está hecho unos zorros, el de tu vecino cada vez parece más un vergel. Dedicamos más tiempo a espiar sus progresos que a preocuparnos por reflotar el nuestro. Así es la especie humana. Descuidamos lo nuestro porque siempre es más apetitoso lo ajeno.
Preguntamos por el lugar en el que ha conseguido esta rosa o aquél tulipán. Si riega con agua del grifo o de lluvia. Y si tiene una jardinera con petunias nosotros plantamos dos. Si lo que tiene es un ficus nosotros nos hacemos con una palmera, no vamos a ser menos. Palmera que al poco tiempo estaremos hasta el moño de ver por no saber en qué lugar ubicarla, ya que no tenemos mucho espacio.
Puedes decirme que tú no tienes jardín. Vaya. ¿Ni unas plantitas en casa? ¿Ni de plástico? Acaba de irse todo el post por los suelos
Jardín interior
Pues mira por dónde, voy a decir que sí tienes uno, el más importante. Un maravilloso jardín que es el reflejo exterior de todo lo que cultivas en tu interior. Con una cantidad enorme de variedades de "plantas". Todas esas emociones, sentimientos, la autoestima, un buen puñado de ilusiones... que hay que regar, mimar y cuidar.
Estos cuidados requieren tiempo y paciencia. No se nos ha ocurrido preguntar al vecino si dedica mucho tiempo al cuidado de su "selva amazónica", el gasto que le origina, cuánto hace que comenzó a cultivarlo, etc. Sólo somos testigos de su éxito.
De cuando en cuando leo la leyenda del bambú japonés. Puedes encontrarla sin problemas en Internet. En pocas palabras, la semilla de bambú japonés hay que regarla y abonarla continuamente. Durante siete años no pasa nada, al menos que se aprecie. Pero a partir de ese momento, en solo seis semanas la planta crece más de treinta metros. El bambú, durante siete años genera un complejo sistema de raíces capaz de sostener el posterior y visible crecimiento.
Lo mismo ocurre con nuestro jardín. Es necesario cuidarlo durante largo tiempo aunque parezca que no ocurre nada, para que las raíces sean sólidas y puedan sostener todas las etapas de nuestra vida de la mejor manera posible. Porque en ocasiones perderemos las hojas, cuando llegue el invierno. Es lícito y natural perder las hojas cuando el frío se hace dueño de nuestro interior, o cuando por alguna causa lo descuidamos. Nos sentimos tristes, sin fuerzas y creemos que no volverán a crecer. Nada más lejos de la realidad porque siempre, siempre, llega la primavera en la que todo renace. Pueden ser procesos cíclicos y hay que tener paciencia hasta que todo vuelva a florecer.
También tendremos que arrancar las malas hierbas, esas a las que posiblemente nos hayamos acostumbrado y hasta tomado cariño (parece imposible pero así es), pero que deben ser apartadas para que el crecimiento de todas las especies que elegimos sea el correcto. Las malas hierbas son un foco de transmisión de plagas y enfermedades para el jardín. Es de vital importancia vigilar que los parásitos no se adueñen de todo y detectarlos cuanto antes para poder eliminarlos al primer síntoma. Las plagas más habituales son: el pulgón, la cochinilla y la mosca blanca, que se alimentan de la savia de las plantas, debilitándolas. Gusanos, caracoles y babosas, que comen raíces, bulbos y hojas; consiguen que la planta pierda vigor y tienda a enfermar. Hay muchas más pero es labor de investigación de cada uno descubrir qué tipo de parásitos habitan en su jardín.
Es un trabajo arduo, un proceso interno que solo vemos cada uno de nosotros pero que si se cultiva de la manera correcta, las flores y frutos que nos aportarán serán hermosos y nos sentiremos orgullosos y satisfechos con el resultado, aquello que verán los demás.
Por eso, de la misma manera y sabiendo el esfuerzo que acarrea, cuando veamos otros jardines y nos parezcan envidiables debemos ser capaces de mirar... más allá del jardín.
Por eso, de la misma manera y sabiendo el esfuerzo que acarrea, cuando veamos otros jardines y nos parezcan envidiables debemos ser capaces de mirar... más allá del jardín.
¡Gracias!
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