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Nos quitamos el disfraz



"Todos ven lo que aparentas; pocos advierten lo que eres". Maquiavelo.

Hace días comenzamos una conversación, entre amigas, sobre las razones que nos llevan a aparentar y la importancia que damos a lo que piensan los demás sobre nosotros. El tema se ha alargado toda la semana, las opiniones como siempre diversas y agradezco a todas su participación.
El grupo se dividió en dos, unas piensan que todos, absolutamente todos aparentamos de un modo u otro o en diferentes ámbitos, pero lo hacemos. La otra parte opina que el aparentar es de unos pocos. Diferenciando entre aparentar viviendo por encima de nuestras posibilidades, o presumir de lo que no tenemos, y aparentar estar bien (o mal, de todo hay) cuando no es así para convencer a los demás o a nosotros mismos.
¿Razones? envidia, baja autoestima, personas "dependientes" de la opinión de los demás, miedo, ser el centro de atención, aceptación, complejo de inferioridad o sentirnos superiores...un disfraz a fin de cuentas, por las razones que sean, siempre para no descubrir nuestro propio yo.
 Quizá tengamos miedo a no ser aceptados por los demás y mostramos seguridad en nosotros mismos, cuando en realidad somos vulnerables y necesitamos colocar una pantalla para protegernos de lo que pensamos nos puede hacer daño. Puede que presumamos de tener un éxito que no tenemos, no queremos que otros piensen que hemos fracasado. Que somos personas inteligentes, con capacidades o habilidades de las que carecemos totalmente. Con un nivel socio-económico diferente al real solo por no bajarnos de la burra, que van a pensar nuestros amigos, si hay que ir de vacaciones se va aunque no haya para mañana....Que somos la pareja perfecta y al cerrar la puerta de casa "la guerra de los Rose" es un cuento de hadas a nuestro lado. Que estamos satisfechos de nuestros logros profesionales cuando estamos todo el día de malas pulgas porque las cosas no nos han salido como pensábamos pero quita hombre, no lo vamos a decir. Aparentamos que nos cae bien gente a la que no soportamos. Que hemos olvidado a aquella persona que tanto daño nos hizo pero la tenemos en nuestra mente todo el tiempo. O personas con el ego muy subido que disfrutan humillando y pisoteando a los demás, viviendo pendientes de otros solo para criticar sus logros y sin entender que no valoramos las mismas cosas, que lo que a unos les hace felices a otros no les importa.

Pero en realidad ¿tanto nos importa? Hace tiempo me preocupaba bastante la opinión que tuvieran los demás pero cada vez me importa menos, hasta llegar al punto que suelo decir que no me importa lo más mínimo, pero ¿es así?. No, lo cierto es que no, me importa la opinión de algunas personas, la diferencia está en que esas personas se reducen a un número cada vez más pequeño. ¿No sería mejor que en lugar de importarnos tanto lo que piensen lo demás nos importara lo que pensamos nosotros mismos? ¿Nos molestamos en hacerlo? Vivimos tan pendientes de la opinión de otros que no nos fijamos en lo que pensamos y sentimos cada uno de nosotros. Deberíamos reflexionar sobre ello, quitarnos el disfraz y mirarnos en el espejo de lo que somos realmente. 
¿Tienes miedo a mostrar lo que eres?

Y por ser muy acertada la frase y por aclamación popular 


¡Gracias por venir!

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