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Encuentros en la tercera fase. Conectando

Pixabay

"Rara vez nos damos cuenta de que estamos rodeados por lo extraordinario" Paulo Coelho
Cada vez estoy más convencida de que vivimos rodeados por seres de otro planeta. No tengo dudas. Venga, mírame con cara de asombro mientras sacudes la cabeza. Que sí, créeme, ¡es cierto! y tú también lo sabes lo que pasa es que no te atreves a decirlo por si después te señalan con el dedo. Temes ser etiquetado. Mira, te voy a decir una cosa: puedes hacer y decir lo que quieras, a los demás no les importa tanto. Es más el miedo a la exposición a la crítica que la visibilidad y el impacto que puedas tener (a menos que seas influencer o tengas un importante número de seguidores en Instagram, ahí lo dejo...). Bueno, estoy pensando que no todo vale pero mientras mantengas unas normas básicas de netiqueta todo debería ir bien.


Vuelvo al tema. En alguna ocasión te habrás encontrado personas que no parecen pertenecer a este mundo. Seres únicos que causan bienestar allí por donde pasan, que parecen salidos de otro planeta aunque son muy humanos. Todos nos hemos topado alguna vez con alguien así. Como puedes comprobar no me refería a nada "extraterrestre", más bien a algo tan natural como las personas con las que conectas.


Hablamos de conexión

Una conexión es lo que une una cosa con otra. Es la acción y efecto de conectar, unir, establecer relaciones. Se utiliza para aludir a la unión de ideas e intereses y para designar a las amistades.

Nos encontramos, coincidimos, compartimos, pasamos tiempo...con diferentes personas a diario. Con algunas de ellas logramos conectar mientras con otras no.  Tú también has conocido personas que  por alguna razón se han convertido en importantes para ti en un breve espacio de tiempo, llegaron y se quedaron a vivir en tu interior; personas especiales, increíbles, de esas que quieres tener cerca. Otras son compañeras de camino hasta que una bifurcación obliga a decir adiós o al menos hasta luego, hay rutas alternativas y no todos recorremos la misma. 

Contamos con la tecnología que permite establecer conexión con personas que a pesar de estar a cientos o miles de kilómetros puedes sentir cerca, a veces más incluso que los que tienes a tu lado. Compartir gustos e intereses acerca y a veces puedes notar el afecto y los lazos que de un modo u otro unen.

Tú estás aquí, leyendo, y si no es la primera vez que haces una visita debe ser por alguna razón...quizá conectamos.

Complicidad, confidencias, compartir opiniones, valores, amistad...sólo con determinadas personas se crea el contexto y se dan las condiciones para que se instale la confianza que lo hace posible. Imagina que te encuentras en un lugar rodeado de un gran número de personas, hablas con todos pero conectas de inmediato solo con algunos, a los que después recuerdas y deseas volver a ver. Resulta tan fácil, sin ningún esfuerzo todo fluye. Si a esa conexión le das la oportunidad de afianzarse y crecer comprobarás como los efectos positivos se multiplican. Para ello solo hay que ser auténtico, mostrarte tal y como eres, pues así los demás te van a conocer y reconocer, formándose esa unión invisible que con el tiempo perdura.

Mis últimos encuentros en la tercera fase
Y entre todas las personas con las que he coincidido en los últimos meses me ha ocurrido con ellas. Conexión desde el primer día. Han sido apoyo, aliento, cómplices. Compartiendo tardes
de risa y buen humor, también alguna lágrima. Aprendiendo de todas ellas. 

Es cierto que todo depende de la actitud de cada uno ante las diferentes situaciones pero si, además, cuentas con la compañía de personas que son capaces de hacerte sentir bien, las obligaciones y la rutina pesan menos.

Siempre hay un roto para un descosido
Estoy segura que te ha pasado y seguirá pasando pues como se suele decir, siempre hay un roto para un descosido. Afinidad, atracción o lo que sea pero que tenemos preferencias por unos y no por otros es así, que establecemos conexiones a veces muy fuertes también, que no importa la distancia si hay vínculo afectivo...sin duda. 

Y ahora ¿me crees cuando te digo que estamos rodeados de extraordinarios seres?

 
     
Gracias

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