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Salto al vacío

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"Todo lo bueno en la vida nace de un salto al vacío" Alan Moore
Agosto toca a su fin. Después del verano y las vacaciones llega el momento de volver a la rutina. Como cada año haces planes para los meses que restan. Como cada año incumples esos planes. Pero la ilusión de planear el futuro no te la quita nadie. Nadie debería caer en la... 
Al igual que encuentro a personas con grandes ilusiones y proyectos, con ganas de hacer y desarrollar actividades que para ellas son importantes, me encuentro también con otras profundamente desilusionadas. Personas que no tienen ganas de hacer más que lo imprescindible para subsistir, sin ninguna motivación, desanimados, dejándose llevar por la situación da igual cual sea. Es difícil vivir sin esperanza ni ninguna expectativa de futuro, todo se hace más costoso. Esa falta de ilusión produce mal humor, tristeza, desgana. Incluso puede llegar a afectar a las relaciones personales o al trabajo. La ilusión es lo que te impulsa, produce un sentimiento de alegría y satisfacción, te mueve y hace buscar metas que entusiasmen. Y es que se puede tener ilusión y a la vez los pies en la tierra, te lo aseguro. Aquí la clave está en visualizar nuestros...


En el primer post del blog decía que me lanzaba a la piscina. Y hace dos años escribía que estaba aprendiendo a nadar, no hay nada como proponerse algo y ser constante y aunque no es fácil nadar contra corriente puede ser un logro satisfactorio cuando realmente se trata de hacer eso en lo que crees, en conciencia y sientes que es el camino correcto para ti. Ahora y después de este tiempo el ejercicio es más llevadero aunque como todo, superar miedos e inseguridades te envalentona y cada vez quieres más y más. Por eso no es suficiente con aprender a nadar, ahora quiero volar. Lees bien, volar. Y la única manera que se me ocurre de ganarle al miedo es cerrando los ojos y saltando al vacío. No sé si todo lo bueno en la vida nace de un salto al vacío como dice la frase, lo que sí se es que mucho de lo bueno en la vida nace de ese salto. Nadie estamos a salvo de los...

Son los que tienes, como todos. La sombra angustiosa e irracional de un peligro que a veces real, a veces imaginario, paraliza, modifica la percepción y distorsiona. La desconfianza en los resultados no ayuda demasiado. ¿Y si ocurre lo contrario de lo que deseo? Tomar una decisión racional y meditada lleva su tiempo pero si lo has calculado, con sus pros y contras ¿Qué impide dar el paso? la indecisión y siempre el miedo. Que te la vas a pegar es muy posible pero si no lo intentas tampoco sabrás si lo puedes conseguir. Y sigues dudando hasta que decides dar un...

¿Me vas a contar que nunca has saltado al vacío sin red con alguna decisión? No te creo. Pienso que todos en algún momento lo hemos hecho, unos más que otros, y también que más de uno nos hemos pegado el sopapo padre en toda la cara. ¡Qué contrariedad! Y algunos de esos porrazos dejan secuelas en la dignidad, en el bolsillo, en los sentimientos. Lo que siempre dejan sin lugar a dudas es un gran aprendizaje.

Al igual que cualquier otro reto, este salto no se afronta de golpe y porrazo a no ser que sea algo absolutamente necesario y apremiante, sin capacidad prácticamente de reacción. Lo normal es que vayas dando pequeños saltos y alcanzando metas factibles que no pensabas lograr gracias a esos pensamientos limitantes que tanto entorpecen. Una vez superadas las primeras barreras los saltos serán cada vez más grandes, afectando a planos de tu vida cada vez más importantes. Así una y otra vez con disciplina hasta dominar la técnica. Y que quieres que te diga pero debe tener algo adictivo ya que una vez lo pruebas no dejarás de repetirlo. Y como tenemos afición a economizar esfuerzos ahí te veo...


Aquí entra en juego tu capacidad de renuncia. Una elección implica renunciar a otra cosa, es el coste de oportunidad. Saltar al vacío no es más que tomar una decisión, la que en ese momento consideras la adecuada aunque también implique un riesgo. Pones en marcha la calculadora mental y empiezas a reflexionar, esto puede durar desde unos minutos en determinado momento, hasta años en otras circunstancias.

La imposición de determinadas metas desde el exterior te condena a asumir los propósitos de otros, con los que puedes estar más o menos de acuerdo. Las metas propias se viven de forma diferentes porque son tuyas, son tus deseos e ilusiones, tu mayor proyecto y lo que te hace sentir viva. Una vez hechos los cálculos solo es...

Confiar que puedes porque lo has planeado al milímetro, sin duda. Confiar en que va a salir bien. Confiar que el salto es la mejor opción. Confiar en que puedes volar sin arrastrar los límites autoimpuestos, sin el peso de la culpa, sin miedo a caer. Nadie más que tú sabe lo mucho que lo anhelas, las noches que has pasado pensando y soñando con ello, identificando las consecuencias posibles. Nada se hace sin pensar. 

Este es el desafío, aprender a volar libre aunque el camino no esté despejado, aunque haya que sortear muros, sintiendo como a veces quieres frenar, soltando lastre cuando sea necesario. Nadie vendrá a allanarte el camino, deberás ser tú quien lo haga moviendo los resortes que sean necesarios. 

Que el miedo no te gane

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*Imágenes Pixabay
 
       
Gracias!!!


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