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Y ahora sé lo que debo hacer, seguir respirando, porque mañana volverá a amanecer y quién sabe qué traerá la marea. Náufrago
Así la vida, sin miramientos. Nos cae encima para recompensarnos o vapulearnos. Con este pensamiento me desperté nada más comenzar el año y quise dejar constancia por escrito en redes sociales.
Porque...
A veces la vida te empuja, te golpea, te arrastra, te hunde, te muerde. Es capaz de romperte por dentro, desgarrar lo que encuentra a su paso, hacer daño allí donde pensabas que era imposible que doliera, pero resulta que sí, que duele.
La vida no siempre juega de frente. Muchas veces, más de las que te gustaría, te da la espalda, te abandona a tu suerte, es capaz de arrugarte el corazón como el que arruga un papel usado. Y te sientes así, como ese papel, lanzado igual que una bola sucia y vieja, inútil, a la papelera.
La vida es traicionera. Te hace creer que está de tu lado pero no es de fiar. Tú confías en ser la excepción porque deseas creer pero... ¿Quieres ser tratado con justicia? pues resulta que tampoco es justa. Ya lo ves. Irónico, ¿no?
Así es ella, la gusta aparentar. Maestra en dar lecciones, una de cal y una de arena, esa que te acaricia dulcemente con una mano mientras con la otra te apuñala sin remordimientos. Un títere en sus manos, uno de tantos con los que le gusta pasar el rato haciendo para después deshacer.
Te pone una venda en los ojos para que resulte más emocionante y espera que vivas sin tropezar ya que los tropezones están penalizados, te pondrá un negativo (es una gran escuela) y así seguirá restando hasta que el saldo sea negativo. Si en algún momento descubre que consigues alcanzar un lugar seguro sin demasiados arañazos, si no caes en el desaliento, te premia con otro obstáculo como recompensa. Bonito presente.
Así y todo avanzas cuando te toca el turno de mover ficha. La vives. La afrontas. La juegas. La disfrutas. Te enfrentas a tu suerte con las armas de que dispones. Y aunque es cierto que al final todos tenemos el mismo destino, al menos te quedará la honra de haber vivido con dignidad lo que tocó a tu puerta.
Gracias
Gracias
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